viernes, 28 de mayo de 2010


Él me acarició el cuello, más tarde, introdujo su mano derecha, por debajo de mi espalda, a continuación resbaló su mano izquierda hasta depositarla rozando mi corva , y tras un impulso, me elevó, quedando yo en sus manos.
Mis lágrimas heladas, descendían por las mejillas y se unían con las suyas, mientras, un beso intenso se produjo entre los dos.
Greta B.

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