martes, 7 de diciembre de 2010

Capítulo 8


...Recostada, como cada mañana, sobre la silla de madera, soñolienta, mirando al infinito, perdida entre pensamientos innatos.

Básicamente, ni la miré, tampoco ella hizo ademán he corresponderme; me adentré en la cocina dispuesta a afrontar un nuevo día, pero las ideas de Josh y su repentina llamada eran las únicas que giraban entorno a mi mente, debía reconocer que el era el epicentro de todos mis actos.

Dulce, tierno, amable, cortés... eran tantas las palabras que podían describirlo que ni yo misma alcanzaba a imaginar de donde habías sacado tan extenso vocabulario; era perfecto en todos los sentidos, pero un toque de misterio hacía que lo deseara más y más.

Dudaba, entre si realmente era amor o simple admiración, aunque solo ansiaba reencontrarme con él; a pesar de estar advertida de que no me acercara demasiado.

¿Serían verdad todos los innumerables mitos sobre su familia? ¿O estarían ocasionados por el aburrimiento de nuestros antepasados? después de todo en este mundo todo lo diferente es demasiado extraño para pertenecer a lo natural.

En estas estaba cuando alcé la vista hacia el gran reloj;eran las once y media y aún mi piel estaba cubierta por un pijama de franela y el té reposaba sobre mis delicadas manos.

No tenía tiempo, y sabía que no debía hacerle esperar...
Greta B.

1 comentario:

  1. jeje aquí estamos con la cena :) son más divertidos los desayunos! :))

    ResponderEliminar